Capítulo
6
El
espacio donde esta barriada fue construida estaba delimitado por un lado por la
carretera general que salía de Burgos hacia Vitoria y Logroño y, por el otro,
por la zona boscosa de la ribera del río Arlanza conocida como el Plantío.
Entre
la zona de chalets de la barriada y el río, se había construido el campo de
fútbol del Burgos C.F., llamado también El Plantío, nombre que aún perdura.
A
continuación de la línea de edificios, en dirección Vitoria y Logroño, se
habían construido dos residencias, una para oficiales y otra para suboficiales,
y una grandísima y maravillosa ciudad deportiva militar.
Mi
padre jamás había visto unas instalaciones deportivas como aquellas y quedó
maravillado. Tenía superficies para practicar todo tipo de deporte, desde tenis
a rugby, pasando por otras disciplinas; tenía también piscinas cubiertas y
descubiertas. Es decir, sería algo así como nuestro Complejo de La Albericia,
ahora llamado de “Ruth Beitia”, pero, además, tenía un hipódromo donde los
veranos se hacía un concurso hípico internacional de saltos. También había una
discoteca al aire libre para uso veraniego y un club social muy grande con
bar-restaurante, salón de televisión, sala de juegos, sala de fiestas, etc.
En
fin, un mundo de deporte, ocio y diversión que mi padre no había conocido nunca
y del que disfrutó enormemente durante todos esos años que vivió allí.
Para
hacer uso de esas instalaciones no era necesario ser militar, sino que podía usarlas
personal civil, pero sí tenías que ser socio.
Al
igual que ellos, el compañero de mi abuelo, Santiago, y su familia se trasladaron también a Burgos
y una vez más acabaron siendo vecinos. Tuvieron la suerte de que los chalets
que les adjudicaron a ambos estaban al lado y, como tenían los jardines pegados,
aunque para llegar de uno a otro debían de dar una vuelta a la manzana, se les ocurrió
abrir una puerta por los jardines y así evitaron tener que dar el rodeo.
La
amistad era tan estrecha que terminaron siendo como de la familia, relación que
mantuvieron hasta el fallecimiento, primero de Santiago y, años después, de
Dora, en el pueblo de donde eran y en el que vivieron hasta sus últimos días,
Castañares de Rioja (La Rioja).
La
última vez que estuvieron mis abuelos visitando a Dora, yo también fui, pero era
muy pequeño, apenas tenía 1 año.
Cuando
llegaba el mes de junio y se acercaban las fiestas mayores de San Pedro (29 de
junio) y San Pablo, la casa se llenaba de gente, familia y amigos, que acudían
a pasar las famosas fiestas de Burgos y a los toros.
Otra
fecha en la que siempre iban familiares y amigos a pasar el día e incluso el
fin de semana completo, era cuando jugaba el Racing contra el Burgos. No
recuerda mi padre si en aquella época el Racing estaba en 1ª o en 2ª, pero sí
que movía mucha gente.
De
los años que vive en Burgos, mi padre
tiene muy buen recuerdo. Acudía al colegio y jugaba en el equipo de
baloncesto (aún conserva un equipaje de entonces) y es allí donde entra en la
etapa de la juventud y de decidir qué estudios cursar en su etapa de
universitario.
Como
seguían con la costumbre de venir a pasar el verano a Santander, mi padre tiene
los amigos de aquí en verano y los del resto del año en Burgos. En su juventud,
siempre iban los amigos de Santander a pasar las fiestas de San Pedro, las cuales
las celebraban a lo grande, ya que coincidían con la finalización de las clases
y siempre la liaban gorda.
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