Capítulo
3
De
nuevo, debido al trabajo de mi abuelo, tienen que cambiar de lugar y se
instalan en Tarragona, en la Avenida de
la República Argentina, en un piso de la barriada militar, el cual era muy
grande.
Es
allí donde mi padre comienza a la escuela. Ingresa en el colegio La Salle de
Tarragona. Para ello tenía que pasar un examen de acceso que preparó con un
maestro que le daba clase en su casa, a él y a más niños. Todavía se acuerda mi
padre de aquel hombre que le ayudó a preparar el examen: era un chico joven,
andaba con bastón porque tenía una gran cojera debido a un accidente que tuvo.
En una pelea fue a separar a unos jóvenes y le tiraron desde unas escaleras.
La casa de este maestro se encontraba detrás
de la casa de mi padre. Simplemente tenía que cruzar una campa (que hoy en día
estará edificada) y que se llenaba de barro cuando llovía. Al otro lado del
descampado había varias urbanizaciones con edificios, y era en esas casas donde
vivía su maestro.
Finalmente,
mi padre aprueba ese examen y entra en La Salle. Su colegio estaba a las
afueras de Tarragona, relativamente cerca de su casa. Iba andando todos los
días, algunas veces acompañado de su madre y otras, solo.
Cuando mi padre tiene 4 años, nace mi tía Helen, que en realidad se llama Mª Ángeles, como mi abuela, pero ya de mayor mi padre la comienza a llamar con este nombre inglés, y así es como mi hermano, yo y mis padres la llamamos desde siempre.
El
nacimiento de mi tía le produce a mi padre una gran alegría, ya que además
lleva consigo el que su abuela materna se instale a vivir con ellos. Esa
alegría que siente por el nacimiento de su hermana es algo que a lo largo de su
infancia, adolescencia, juventud y edad adulta se mantiene, ya que siempre han
tenido muy buena relación.
La
vida en Tarragona transcurre muy feliz para toda la familia, especialmente para
mi padre, que tiene muy buenos recuerdos de esa etapa de su vida. Recuerda con
gran nitidez como salía a jugar al parque que había detrás de su casa con todos
los niños de la barriada. Eran unos años que se jugaba mucho en la calle, a
diferencia de hoy en día, con las maquinitas, además de estar en una ciudad con
un tiempo mediterráneo, lo que implica muchos días de sol y buena temperatura.
Cuando
llegaba el 24 de junio, San Juan, se dedicaban todos los críos a recoger
maderas y papeles por los alrededores y hacían una hoguera en la campa que,
como antes he dicho, cruzaba para ir a la casa del maestro. Las fiestas de San
Juan son muy típicas del Mediterráneo: por ello lo esperaban todo el año con
mucha ansia, porque además suponía el comienzo del verano y las vacaciones.
Siguen viajando en los veranos a Santander, en
donde son visitados por la familia de mi abuelo, que venía para Santiago y se
quedaba hasta el comienzo de las fiestas de la Virgen Blanca de Vitoria. A
estas fiestas se iban mis abuelos, quedándose mi padre y mi tía con su abuela.
Cuando
mi padre tiene 8 años, comienza a jugar en el equipo de baloncesto del colegio,
deporte que siempre estará unido a su vida, ya que ha seguido jugando hasta la
edad adulta siempre que ha tenido oportunidad.
Cuando
mi tía va creciendo, una vez terminadas las clases, viajan con su abuela a
Santander, donde pasan el verano y posteriormente van sus padres, una vez que coge
las vacaciones mi abuelo. Esta es una costumbre que se mantiene en el tiempo,
como más adelante iremos viendo.
Es
por eso, que mi padre hace la comunión con 8 años en Santander, porque aunque
la pudo haber hecho en el colegio con sus compañeros, mi abuela decide que es
mejor que la haga aquí.
Debido
a la falta de coche en la familia, siempre tuvieron que viajar de un lado a
otro en transporte público, bien en autobús o en tren. De ahí le quedan
actualmente a mi padre las ganas de viajar en tren y uno de los viajes que
siempre dice que tiene pendiente es ir en el Orient Express, que en la
actualidad tiene capacidad para
252 pasajeros, once coches-cama, tres restaurantes, un coche-bar y dos coches más
para el personal y equipaje. Efectúa diferentes trayectos por Europa, siguiendo
su mismo modelo insignia de calidad y lujo: Londres – París – Venecia (y viceversa);
París, Venecia, Florencia y Roma (y viceversa); Venecia, Praga, París y
Londres; entre otros recorridos.
me ha gustado mucho la historia me meto muy bien en la historia y es muy fácil de leer.
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